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Su vida en primera persona… la última entrevista con Armando Manzanero

El talentoso compositor recibió a Quién en su segunda casa, la Sociedad de Autores y Compositores de México; en su oficina abrió su corazón e hizo una retrospectiva de lo andado a sus, casi, 84 años.
lun 28 diciembre 2020 01:40 PM

En diciembre de 2019 el maestro Armando Manzanero , días antes de su cumpleaños 84, recibió a Quién en la que siempre consideró su segunda casa, su oficina de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM). En ese espacio, uno de los máximos autores del cancionero nacional y mundial nos abrió su corazón.

Manzanero recordó cómo decidió dejar el nido, en Mérida, Yucatán, para dedicarse a su más grande pasión: la música, que lo convirtió en uno de los hijos más prolijos del país, con su lírica que ha enamorado a miles en el orbe. Hoy que el músico trascendió, a los 85 años, en primera persona, recordamos la retrospectiva que él mismo hizo de su vida.

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Armando —porque nos pidió tutearlo, con esa sencillez que siempre lo caracterizó— aseguró que fue Roberto Cantoral García "el causante" de que él decidiera probar suerte en la capital, un sitio en el que no sufrió ningún tipo de carencia, a pesar de que dejó su estado natal sólo con la ropa que usaría.

Para mí Cantoral fue un puntal muy grande para mi carrera porque recuerdo que estaba, como dicen los yucatecos, 'tomando fresco' una noche, en la acera de mi casa, en una mecedora, escuchando la W y entró el trío de Los Caballeros a cantar, en ese entonces Roberto estaba en su apogeo con 'La barca', 'El reloj'… esas grandes canciones que compuso
Armando Manzanero, compositor
Asamblea del SACM
Armando Manzanero agradeció que Roberto Cantoral García fuera uno de los pilares en su carrera y en la decisión de dejar Mérida, Yucatán, para venir a probar suerte a la Ciudad de México.

En ese momento, rememoró Manzanero, se convenció de que "la música que yo hago tenía las mismas características, estaba en la misma onda de sonidos e historias", con lo que pensó que "no debía quedarme en Mérida porque si lo hacía iba ser un magnifico pianista, músico, trabajando quizá en muchos lugares, pero de ahí no iba a pasar.

"Pero gracias a Roberto y a muchos otros músicos como Vicente Garrido y Luis Demetrio es que yo agarro esa maleta, meto mis contadas posesiones de ropa y me vengo a buscar fortuna en el año 56 o 57", abundó Armando, quien contrario a lo que se podía esperar, no sufrió ningún embate a su llegada a la actual CDMX.

"No tuve momentos difíciles, he sido un tipo que he sido bendecido en esta creación y muy agradecido con Dios. No recuerdo épocas complicadas porque no soy una persona difícil", dijo Manzanero, quien compartió al tiempo la que fue, durante muchos años, su rutina diaria.

"Me levanto muy temprano, duermo muy poco, no me desvelo, no le meto mucho a la bohemia, como hacen otros músicos y compositores. Yo fui un señor que vino con mis papeles de música escritos a luchar para encontrar un lugar en este difícil mundo de la composición", mencionó Armando.

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En la charla, el maestro explicó qué es lo que más añora de aquellos años en los que comenzó su éxito: "Ese México tan mágico, en el que yo podía salirme del trabajo, de un lugar muy modesto que quedaba en la colonia Álamos, entre Niño Perdido y Obrero Mundial, y me iba caminando hasta Eugenia y Vértiz, a comprarme una torta".

El sitio en el que Armando disfrutaba del manjar se llamaba Tortas Jorge y después se iba a su casa, también a pie, luego de la jornada laboral. Con esas memorias a flor de piel, llegó la oportunidad de preguntarle: "¿Cuándo descubrió su amor por la música, el momento justo en el que se enamoró de la diosa Euterpe?".

Desde niño descubro que no iba a poder hacer otro trabajo que no fuera la música, sobre todo porque mi padre tuvo el buen tino de hacerme quitar la hierba de la casa, regar las plantas de naranja; hacer algo muy molesto para mí, quitarle la cáscara y venderlas con sal y chile, que es algo muy noble, pero a mí no me gustaba
Armando Manzanero, compositor
Aniversario de la fundacion Sebastian
Desde los 12 años el cantautor Armando Manzanero descubrió su amor por el piano y que podía hacer de esa pasión una carrera que le diera lo necesario para poder vivir.

Fue a los 12 años, cuando empezó a tocar el piano, que el maestro se percata de que "no sólo lo disfrutaba, sino que además me pagaban". A su padre que lo forjó a base de ese trabajo duro, ¿lo admiró Manzanero?, su respuesta fue tan honesta como sus letras musicales: "No puedo decir que le tuve una gran admiración.

"Mi relación con él no fue muy bonita, pero sí le tengo que agradecer que me haya hecho ser un tipo puntual, con mucho carácter, con responsabilidad y un señor que supo 'medirles el agua a los camotes', me enseñó qué podía hacer y que no debería pretender hacer", indicó Armando.

Su canciones favoritas

A pesar de que se dice que escoger una canción o varias como favoritas entre el repertorio compuesto, sería como elegir un hijo predilecto, Manzanero no tuvo reparos en revelar que, según la época que vivió, sí tiene líricas que le son más cercanas a su corazón.

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De mi primera época tengo que admirar 'Eddie, Eddie'; 'Johnny, el enojón'; 'Paso a pasito', todas las que escribí para Angélica María, pero después me gustó 'Voy a apagar la luz', 'Adoro', 'Esta tarde vi llover'; luego viene mi época crucial, de hombre ya maduro y admiro mucho 'Nada personal', 'Dormir contigo', 'Por debajo de la mesa' y 'Tal vez, quizás'
Armando Manzanero, compositor

Esas composiciones, está cierto Armando "me fijaron y me pusieron más en el lugar que yo pretendía". La musa para escribir comentó Manzanero "tiene una vestimenta muy diferente que para los demás, quiero decir cosas, tengo ganas de expresarlas y es lo que hago, tengo una preparación musical muy importante.

"Dicen que 'a quien buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija', y en mis principios me arrimé a Rafael de Paz, Manuel Esperón, Gonzalo Curiel; grandes arreglistas como Jorge Ortega, Roberto Pérez Vázquez, Mario Ruiz… entonces no me podía ir mal porque estuve pegado a gente que hizo cosas muy bonitas", agregó Manzanero.

El maestro y sus mujeres

Aniversario de la fundacion Sebastian
Armando Manzanero reveló a Quién que Tania Libetrad fue su mejor y más cercana amiga.

Para el compositor la mujer juega un papel fundamental en su inspiración y tuvo a varias a su lado, en lo profesional y en lo personal: "Es el ser más importante y necesario que la creación ha tenido, dicen que Dios nos hizo a través de Adán, pero qué necesario era, que inmediatamente puso a Eva. La mujer es la fuerza motriz de toda la creación.

"Hasta cuando hay la desgracia de que le padre falta, la madre puede cubrir todo ese espacio tan enrome. Recuerdo a la mía, como la persona más encantadora, más simpática, con una personalidad y una fuerza, a pesar de su humildad de educación, pero nació con el don de brillar, es uno de mis ídolos más grandes", confesó Armando.

"¿Fue enamoradizo maestro?", le preguntamos a Manzanero de otra faceta de su conexión con las mujeres: "No es cierto que he sido mujeriego, porque ellos no se casan nunca, siempre usan la jugada del béisbol que se llama 'pisa y corre', sobre todo en estas épocas", enfatizó.

En su experiencia, él prefería no decir pareja y comentó por qué: "Al decirlo es muy sabroso porque está uno diciendo 'no tengo responsabilidad con ella, ver si le hacen falta calzones o brasieres, no tengo que ver si come', pero cuando uno dice 'es mi señora', la cosa ya tiene más envergadura de por medio".

Con sus amores pasó momentos de incontable felicidad que lo hicieron definirse como "un gran señor que sabe vivir, que no se ha privado, que ha viajado por todo el mundo, que comparto con esos seres que tanto amo como son mis hijos, que son el amor primordial en mi vida.

"Yo creo que es el amor de mi vida (Laura Elena Villa, con quien se casó en 2014) porque influye mucho la edad, cuando uno es joven no sabe apreciar lo que tiene, sabe que si no hay una hay otra, pero cuando los años son serios, es difícil saber si habrá otra", señaló Manzanero.

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Un papá comprometido

Los hijos que le sobreviven a Armando (Martha, María Elena, Diego, Armando, Juan Pablo, Mainca y Rodrigo) fueron su motor hasta su último aliento: "Son mi adoración, los amo a todos por igual porque cada uno tiene una virtud diferente, hasta el que es un ca***n, es amado por esa misma razón".

Su último deseo

"¿Cuál es el legado que le gustaría dejar a Armando?", lo cuestionamos hace un año, sin saber, que el destino lo alcanzaría: "El único del que tengo mucho orgullo es que nunca hice nada igual y que todos los días me preocupé por superar lo anterior que había hecho, agradezco mucho el éxito, por las facilidades que me dio para vivir.

"Mi gran pasión es viajar y después cocinar, preparo de todo, le encuentro el encanto, pero mi cocina es muy buena porque los ingredientes (que adquiría en la Central de Abastos) son iguales, tengo sartenes de primera calidad, de la comida yucateca, sólo yo la conozco, a través de mis antepasados", finalizó Manzanero.

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