“Los pantalones largos son para los niños más grandes y adultos, mientras que los shorts son para los niños... es una diferencia de clases silenciosa que tenemos en Inglaterra”, explicó el experto en etiqueta William Hanson a la revista Harper’s Bazaar.

“Aunque los tiempos están cambiando lentamente, los pantalones largos en un niño se consideran de clase media, muy de los suburbios”, añadió Hanson.
Esta peculiar costumbre se remonta al siglo XVI, cuando se realizaba la práctica del breeching, que marcaba la tradición de vestir a los niños con grandes trajes y faldones hasta que cumplían ocho años. A partir de esa edad podían comenzar a vestir con pantalón largo. Aunque de esa manera podían demostrar su estatus social, hoy quedó solo como una tradición entre los miembros de la familia real.