En 17 de abril de 2016 un escenario adaptado en el Estadio Azteca se convirtió en el último que pisó en vida Vicente Fernández, en una noche más que especial en la que ofreció 40 de sus mejores canciones, repartidas en cuatro horas de recital que quedó para la posteridad, en el que contó con la presencia de su hijo, El Potrillo.
El momento justo del adiós fue así: con su mano en su oreja, haciendo una especie de bocina, la bajó después para llevarla a su pecho, giró sobre su propio eje, estiró su sombrero de charro, como muestra de gratitud y camino al backstage, y su figura desapareció para siempre del entarimado.
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Con el propósito de dedicarse a su familia y estar en Los Tres Potrillos para descansar, don Vicente inició su Gira del Adiós en 2012, pero se vio obligado a detenerla porque le detectaron un tumor canceroso en el hígado, por lo que se sometió a una cirugía en la que le quitaron el lado izquierdo del órgano.
En 2013 no pudo seguir debido a que perdió la voz debido a una trombosis pulmonar; sus problemas de salud se prolongaron hasta 2015, que fue intervenido quirúrgicamente para quitarle hernias abdominales. Por eso el concierto del Azteca fue más que especial, más porque se enteró que la gente llegó con horas de anticipación para verlo.
Vicente y Alejandro Fernández compartieron escenario aquella noche tan especial.(Archivo Quién)
El Charro de Huentitán dio un emotivo show en el que sus temas de antaño no podían faltar. Con canciones como No me sé rajar y Que te vaya bonito, Vicente arrancó los aplausos de su gran público, quienes no podían esperar menos para darle el gran adiós al mexicano, tras cinco décadas de carrera.
De aquella velada, llena de momentos mágicos, uno fue sin duda de los más especiales, cuando su hijo Alejandro lo acompañó en el escenario, para el último dueto como padre e hijo que realizarían ante un público y que el jueves 9 de diciembre El Potrillo recordó con gran nostalgia durante su propio recital en el Auditorio Nacional.
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Aquel 2016 El Charro de Huentitán expresó: "Hace 22 años presenté al más chico de mis hijos, y ahora viene para acompañarme, porque es una noche especial. Viene para acompañarme en cuatro o cinco canciones nada más. No va a cantar mucho porque es mi despedida, no su debut", dijo Chente.
En medio de grandes aplausos, padre e hijo cantaron Paloma querida y Mi padre. El Potrillo le dio las gracias a su padre por permitirle compartir el escenario en su despedida, y le prometió que jamás dejaría la música mexicana. "Vicente seguirá siendo el rey para siempre", expresó Alejandro.
