Aunque su estado no es muy grave, la estrella de la música prácticamente no puede moverse de la cama y siente una debilidad generalizada que le impide hacer nada productivo o medianamente entretenido, como organizar su viaje anual a las islas Maldivas.
Según su publicación de Instagram, la intérprete británica atraviesa la etapa final de su convalecencia y, por tanto, no parece que haya nada que temer en relación con su estado de salud.
Eso sí, han pasado ya cinco semanas desde que la vocalista empezó a lidiar con los primeros síntomas de la enfermedad: todo un calvario que solo se ha hecho más llevadero gracias a la inestimable compañía de sus perros y a la amplia oferta de televisión a la carta con la que cuenta.