Si el jurado la declara culpable de captar a jovencitas para consumo sexual de Epstein, podría ser condenada a 80 años de cárcel.
Es una caída sórdida para esta mujer de 59 años acostumbrada a codearse con la flor y nata de las élites, que fue detenida en julio de 2020 en una pequeña localidad de New Hampshire tras desaparecer de la escena pública a raíz de la muerte de Epstein, su antiguo amante y amigo del alma.
El financiero de 66 años se suicidó cuando aguardaba, a su vez, en una cárcel de Nueva York a ser juzgado por tráfico sexual de menores.
Las demandantes que acusaron a Epstein describen a Maxwell como su mano derecha, su confidente y cómplice que actuaba como amante y facilitadora para satisfacer su voraz apetito sexual que le hacía, por una necesidad "biológica", tener sexo al menos tres veces al día, según las dos mil páginas del sumario divulgadas tras su muerte.

Las demandantes en este caso, algunas de origen humilde y menores de edad en la época de los supuestos abusos, aseguran que los "reclutadores" de Epstein acudían a la salida de los colegios o a sus lugares de trabajo.
La fiscalía acusa a Maxwell de ganarse la confianza de estas jovencitas, algunas de 14 años, a partir de mediados de la década de 1990, para proponerles que dieran masajes desnudas a Epstein antes de pasar al acto sexual.
También la acusan de haber participado en el abuso de las jóvenes en su casa de Londres y en las suntuosas viviendas que poseía Epstein en Manhattan, Palm Beach y Nuevo México.
Según el sumario, Maxwell permanecía a veces en la habitación cuando Epstein abusaba de las menores "para tranquilizarlas con la presencia de una mujer".