Cerca de 15 años después de que se integrara a la realeza, Diana de Gales apoyaba más de un centenar de causas a las que prestaba su nombre y activismo como princesa. No obstante, el 16 de julio 1996, un día después de que Carlos y Diana presentaran ante el juez el acuerdo de divorcio, ella tuvo que renunciar a cerca de 100 patronazgos, incluyendo su vicepresidencia de la Cruz Roja, un papel en el que la organización había ascendido a Lady Di de figura royal a embajadora global.

Aunque en esa época Diana se enfrentó a menos dificultades que su hijo menor y Meghan Markle, había una razón de peso para el abandono masivo y es que, a pesar de sus esfuerzos por separar sus problemas conyugales de su dedicación a las organizaciones benéficas, la ex esposa del príncipe Carlos no encontró ningún respaldo económico.
La capacidad de Lady Di quedaría reducida cuando el divorcio se hiciera oficial y en ese momento, ni siquiera estaba muy claro si podría seguir usando el palacio de St. James para trabajar en sus proyectos. Un portavoz del palacio de Buckingham declaró a los medios que “entendían completamente la decisión” y es que, aunque la reina Isabel II y el príncipe Carlos jamás la hubieran presionado para que abandonara sus patrocinios, tampoco los hubieran financiado.