El Teatro de Bellas Artes resplandecía aquella noche de 1990. María José Cuevas era apenas una adolescente cuando acompañó a sus padres, el pintor José Luis Cuevas y la promotora cultural Bertha Riestra, a un concierto que cambiaría su vida. “Yo iba con regañadientes, no entendía la magnitud de lo que estaba por ver”, recuerda. Pero esa función —en la que Juan Gabriel convirtió el recinto de la alta cultura en una fiesta popular— fue el origen de una fascinación que años después se transformaría en una serie documental para Netflix.
Treinta y cinco años más tarde, aquella memoria se conecta emocionalmente con su nuevo proyecto, una exploración íntima del ídolo que desde el estudio, el palenque y el Palacio de Bellas Artes desafió las normas de clase, género y moral de todo un país. “La energía que tenía Juan Gabriel era avasalladora. Conquistó ese escenario donde se suponía que solo debías ver ópera o ballet”, dice Cuevas, aún con asombro.