Charpentier y Doudna fueron premiadas este miércoles por la Real Academia de las Ciencias sueca con el Nobel de Química por el desarrollo de un método para la edición genética que permite "reescribir" el código de la vida y con múltiples aplicaciones, desde la medicina a la agricultura.
El descubrimiento de las tijeras genéticas CRISPR-Cas9 ha permitido a los investigadores cambiar el ADN de animales, plantas y microorganismos "con gran precisión", ha contribuido al desarrollo de nuevas terapias y abierto la posibilidad de curar en el futuro enfermedades hereditarias, además de introducir mejoras en el cultivo de plantas.
La herramienta descubierta por Charpentier y Doudna se inspira en los estudios sobre el sistema inmunológico de las bacterias y cómo estas se defienden de los virus del investigador español Francis Mojica, quien sentó las bases de la técnica CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas).
La colaboración entre las dos científicas surgió en la primavera de 2011 durante un congreso en San Juan, Puerto Rico, al que ambas habían sido invitadas y se concretó tras un encuentro casual en un café y un paseo por la zona vieja de la capital puertorriqueña, según explica la Real Academia de las Ciencias.
Juntas fueron capaces de recrear las tijeras genéticas del Streptococcus pyogenes y simplificar sus componentes moleculares para facilitar su uso, luego las reprogramaron para controlarlas y poder cortar cualquier molécula de ADN en un lugar predeterminado, "reescribiendo" así el código de la vida en un "trascendental" descubrimiento publicado en 2012.