Como esposa del segundo en la línea de sucesión al trono y futura reina, Kate sabe que se le espera en la casa de campo que la abuela de su marido tiene en Norfolk, y por tanto ella nunca pasa estos días con sus papás y hermanos. De hecho, su aparición en el servicio celebrado el día 25 en la iglesia de Santa María Magdalena es siempre una de las más celebradas por las decenas de curiosos que se acercan hasta el lugar.
Isabel II es consciente del sacrificio que realizan los esposos de sus hijos y de sus nietos, y lo tiene muy en cuenta. En 2012, los padres de Kate recibieron una invitación personal de la soberana para unirse en Sandringham porque ella estaba esperando su primer hijo, el príncipe George, e hizo lo mismo por la mamá de la duquesa de Sussex después de que Meghan se comprometiera con el príncipe Harry para que no se quedara sola en Estados Unidos.