En ese entonces, la primogénita de los reyes Harald y Sonia de Noruega ya se había acostumbrado a estar soltera y sentía que era suficientemente plena sin pareja, pero, finalmente, su amiga logró contactar a Durek Verret, mejor conocido como 'El chamán de las estrellas' –aunque él no está muy de acuerdo con ese sobrenombre- y él la invitó a almorzar en su Airbnb de Hollywood Hills.

En ese primer encuentro, la princesa le dijo al chamán que ya se habían visto antes, que lo conocía, y él respondió que sí: "Estábamos destinados a conocernos antes de nacer”. De acuerdo con Verret, su mamá, quien era una especie de oráculo, le dijo cuando tenía 14 años que algún día se casaría con la princesa de Noruega, pero él no le dio mucha importancia a esas palabras porque en su vida era normal esa especie de misticismo.
Cuando comenzaron a salir, Durek no tenía una casa fija, situación que inquietó a los amigos cercanos de la princesa. Según el chamán, después de tener una colección de coches y una casa preciosa con alberca, un día se dio cuenta de que las posesiones materiales no serán más importantes que su relación con Dios.