En esta producción, la artista australiana se pone en la piel de Grace, cuyo matrimonio está marcado por la sospecha continua y la falta de confianza en su esposo Jonathan, interpretado por Hugh Grant. Semejante situación tiene a la protagonista en un estado de ansiedad y zozobra constante, el mismo que sufriría la propia Nicole si no pudiera presumir de la conexión tan estrecha y transparente que mantiene con su marido.
"Estaría devastada, si me pasara a mí podría decir que mi vida se habría terminado", ha asegurado con contundencia la que fuera esposa de Tom Cruise en su entrevista al programa TV Week, justo antes de reflexionar abiertamente sobre el papel que juegan la lealtad y la honestidad en el funcionamiento de cualquier proyecto de pareja destinado a sobrevivir al paso del tiempo.
