“Aquí estábamos, recién nos habían llevado a un piso nuevo, yo cubierta con una manta delgada sabiendo que estaba a punto de parir a lo que se suponía que era el quinto miembro de nuestra hermosa familia, un hijo, solo para despedirme de él momentos después…

“En este punto ya había aceptado lo que sucedería: me pondrían una epidural y me inducirían a dar a luz a nuestro hijo de 20 semanas, un niño que nunca habría sobrevivido en mi vientre. Anteriormente, estuve en reposo en cama durante más de un mes, tratando de que el pequeño llegara a las 28 semanas, una zona "más segura" para el feto. Mis médicos me diagnosticaron desprendimiento parcial de placenta. Siempre había tenido problemas con la placenta”, contó Chrissy Teigen en su blog.
La conductora de Lip Sync Battle dijo que, al igual que en sus dos embarazos anteriores, tuvo mucho sangrado, sólo que en éste la situación se salió de control.

“Finalmente, pasé una noche bastante mala en la cama, después de un ultrasonido no tan bueno, estaba sangrando un poco más de lo normal. Mi sangrado se estaba volviendo cada vez más intenso. El fluido alrededor de Jack era muy bajo, apenas podía flotar. En algunos momentos, juré que estaba tan bajo que podía acostarme de espaldas y sentir sus brazos y piernas desde fuera de mi vientre.
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“Después de un par de noches en el hospital, mi médico me dijo exactamente lo que sabía que vendría: era hora de decir adiós. Jack simplemente no sobreviviría a esto y, si continuaba, yo tampoco. Habíamos probado bolsas y bolsas de transfusiones de sangre, pero con cada una de ellas parecía que no hubiéramos hecho nada en absoluto. Una noche, tarde, me dijeron que sería hora de dejarlo ir por la mañana. Lloré un poco al principio, luego entré en convulsiones de mocos y lágrimas, sin poder respirar con mi propia increíblemente profunda tristeza”.