"Sé que jamás volveré a saborear las mieles de la actuación. Cuando estaba solo metida en el cine, acabé saturándome y llegué a ese punto en el que no aguantaba absolutamente nada, como tener que esperar horas en el camerino antes de empezar a rodar", aseguró la intérprete a la revista Harper's Bazaar, justo antes de atribuir su desdén por su antiguo empleo, entre otras cosas, a los efectos de su primer embarazo.
"Cuando grabé la última cinta que protagonicé ['Proof', 2005], estaba embarazada de mi hija y me dije a mí misma: 'Se acabó, no puedo seguir haciendo esto'. Tenía náuseas matutinas y sentía que me estaba muriendo. Y encima tenía cinco páginas de monólogos para memorizar, lo cual me costaba muchísimo. Cuando di a luz, sabía que necesitaba tomarme un tiempo largo de descanso. Y desde entonces no he vuelto a protagonizar una película", reveló.
Desde entonces, las incursiones de la artista estadounidense en la pequeña o en la gran pantalla han sido escasas y, por lo general, han estado ligadas a personajes secundarios o de apariciones testimoniales. Ese ha sido el caso, por ejemplo, de su breve aparición en la serie 'The Politician' que produce su marido, Brad Falchuk, o de su ya finalizado trabajo en las películas de la saga 'Iron Man' y 'Los Vengadores': todos ellos proyectos para los que tuvo que ser convencida.