Las joyas robadas del Louvre: así son las piezas napoleónicas desaparecidas en el robo histórico
Ocho joyas imperiales de valor incalculable —entre ellas tiaras, collares y una corona de la emperatriz Eugénie— desaparecieron del Museo del Louvre en un audaz robo el 19 de octubre de 2025.
El robo de las joyas de Napoleón en el Museo del Louvre sigue revelando detalles que estremecen al mundo del arte. Más allá del sigilo y la velocidad del atraco, lo que más impacta es la lista de piezas sustraídas, un conjunto de tesoros imperiales que condensan siglos de poder, lujo y simbolismo.
Las autoridades francesas confirmaron que fueron ocho las joyas robadas de la Galerie d’Apollon, además de la icónica corona de la emperatriz Eugénie de Montijo, hallada posteriormente en la calle, dañada.
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La tiara de Maria Amélie de Borbón-Dos Sicilias
Una obra maestra de la orfebrería del siglo XIX, elaborada en oro blanco y zafiros de Ceilán, perteneciente a la reina consorte de Francia Maria Amélie de Borbón-Dos Sicilias. La pieza fue confeccionada por el joyero Bapst, uno de los más célebres de la corte.
Fue una de las primeras piezas en ser sustraídas: los ladrones rompieron la vitrina que la albergaba en la sala central de la Galerie d’Apollon.
El collar de zafiros de Maria Amélie y Hortense de Beauharnais
Parte del mismo conjunto que la tiara, este collar engarzado con zafiros y diamantes fue un regalo nupcial de la casa Bonaparte. Su diseño original se atribuye al joyero Fossin y es considerado uno de los ejemplos más refinados del estilo imperio tardío.
Pendiente de zafiro, parte del mismo conjunto
Aunque solo se perdió uno de los dos pendientes, su desaparición rompe la integridad de la parure, considerada pieza de museo desde 1974. Su zafiro central de más de 25 quilates lo convertía en una de las gemas más valiosas de la colección.
Grupo de joyas de zafiro de Maria Amelia de Borbón-Dos Sicilias. (Archivo. )
Collar de esmeraldas de Marie-Louise de Austria
Este collar perteneció a la segunda esposa de Napoleón Bonaparte, la emperatriz Marie-Louise, quien lo usó en 1810 durante los festejos por su matrimonio imperial.
Compuesto por 22 esmeraldas colombianas, cada una rodeada por halos de diamantes, representa la opulencia del Primer Imperio.
Collar de esmeraldas.(Archivo. )
Pendientes de esmeraldas de Marie-Louise
Los pendientes que acompañaban al collar formaban parte de la misma parure, diseñada por el orfebre Nitot —antecesor de la actual Maison Chaumet—.
Considerados entre las joyas más emblemáticas del romanticismo imperial, su pérdida afecta una de las colecciones más completas del siglo XIX.
Pendientes de esmeraldas de Marie-Louise.(Archivo. )
Broche “Reliquary Brooch”
Pieza singular en forma oval, con compartimento interno que se presume contenía un mechón de cabello de la familia imperial. Fue obsequiado a Eugénie de Montijo por una dama de la corte.
Su diseño combina oro, esmalte negro y microperlas, lo que lo hacía fácilmente reconocible entre los catálogos del Louvre.
Tiara de Eugénie de Montijo
Una de las joyas más fotografiadas de la colección. Elaborada hacia 1853, con diamantes de talla brillante y motivos florales, era un ícono de la moda del Segundo Imperio.
“Esta tiara era un manifiesto de poder femenino. En ella, Eugénie convertía la joya en un símbolo político”, señaló un historiador de arte parisino.
Gran broche en forma de lazo para corsage
Diseñado para adornar los vestidos de gala de la emperatriz, el broche de lazo es una pieza de plata sobredorada con diamantes rose-cut.
Por su tamaño y diseño, requería un sistema de sujeción especial. Su paradero sigue siendo desconocido.
Broche en forma de lazo para el corsage de la emperatriz Eugenie. (Archivo. )
La corona imperial de Eugénie de Montijo (recuperada dañada)
La joya más célebre del conjunto: una corona de oro con 1 354 diamantes y 56 esmeraldas colombianas, confeccionada por el orfebre Gabriel Lemonnier para la coronación de Napoleón III y Eugénie en 1855.
Fue hallada horas después del robo, abandonada cerca del Pont du Carrousel, con el aro deformado y varias piedras faltantes.
“La encontramos sin la mitad de sus gemas. Su valor histórico se ha visto comprometido”, declaró la ministra de Cultura francesa.
Corona de la emperatriz Eugenia. (Archivo. )
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Un golpe a la memoria de Francia
Las piezas sustraídas no solo representan la riqueza de la aristocracia francesa, sino también la historia material del poder imperial. Cada una está registrada en los inventarios patrimoniales del Estado francés, lo que dificulta su venta en el mercado negro.
Especialistas temen que las joyas sean desmanteladas para vender las piedras por separado. Si eso ocurre, la posibilidad de recuperar el conjunto completo sería casi nula.
La policía francesa atendió el robo del Museo de Louvre en París. (Kiran Ridley/Getty Images)
El Louvre bajo escrutinio
El museo anunció que reforzará sus medidas de seguridad y digitalizará el inventario completo de joyas históricas. La investigación sigue abierta, con la colaboración de Interpol y la policía judicial francesa.
“No se trata solo de piedras preciosas; es el relato de Francia el que está en juego”, afirmó el Comité del Patrimonio Cultural de Francia en un comunicado.