Ana Gonzalez Bello: “Hacer de tus obstáculos, tus aliados"

Ana González Bello: 10 años de carrera

Nos aproximamos a un lugar común. Los diez años parecen siempre una oportunidad de evaluar los resultados y la trayectoria. En el caso de Ana su mayor aprendizaje, piensa, es “hacer de tus obstáculos, tus aliados, sin quitarles el hecho de que son difíciles”. Y cuando dice obstáculos, se refiere a los rechazos y cuando piensa en rechazos, piensa en los castings.

Ser actriz, más allá de lo obvio de preparar personajes, es preparar y asistir a castings. Y esperar. Sobre todo esperar. Al principio, acepta, se presentaba esa sensación de frustración al no quedar en los proyectos. “Pero he aprendido a no pelearme tanto con eso, reconocerlo por lo que es, cuando he tenido fracasos, es parte del viaje”.

Su primera década en el medio la asemeja a la imagen que arrojan los aparatos que miden la frecuencia cardiaca: "A veces sube, a veces baja, a veces está plano, a veces estás arriba y a veces sientes que se acaba la vida, pero es muy padre pensar en lo afortunada que soy de dedicarme a lo que me gusta y tener la libertad de viajar cuando quiero, la posibilidad de hacer teatro, cine; divertirme y conocer gente distinta en cada proyecto”.

Parece una visión conciliadora sobre el fracaso, sin embargo, no deja de ser abrumadora, sobre todo en una época donde las actrices y los actores no sólo se enfrentan a sus pares, también a los influencers y creadores de contenido. “La gente prefiere a los followers que a la capacidad de actuación. “Pienso y muchos de nosotros lo piensan: por qué no es más justo, pero la vida no es justa y uno tiene que aprender a vivir con eso”.

Ana en

Siete veces adiós

Todo se acomodó para que llegara al fenómeno teatral musical Siete veces adiós. Su fechas de proyectos se liberaron, algunas actrices consideradas para el papel no lograban coordinar agendas y el hecho de que este musical no demande de sus actores una capacidad vocal, pusieron el papel de “Ella” en sus manos.

Sobre su personaje dice no parecerse, sin embargo le gustó explorar en la vida de una chica que, desde su perspectiva, ha tenido una relación compleja con su padre y que conservó esa herida al grado de no confiar en sus decisiones. “Me parece muy hermoso el trabajo que hemos hecho en ese sentido para mí en este punto de mi carrera y por todo lo que hemos estado viviendo revoluciones sociales en estos últimos años me es extremadamente importante representar personajes femeninos redondos profundos que tengan arcos padres que ya no funcionen más como relleno o como rebote para el personaje masculino tenemos un equipo muy padre muy dispuesto a dialogar a cuestionar y a decir 'Vamos a darle vida a estos dos personajes como seres humanos con sus virtudes y sus defectos' y ha sido muy padre muy liberado también”.

Al tiempo que interpreta este personaje tan demandante emocional y físicamente está en medio de una filmación, un personaje al que califica como menos complejo pero igual con sus demandas. Le pregunto cómo es deambular entre ambas energías y ella responde contundente. “Nunca he sido de la escuela del actor que se vuelve su personaje. Es el trabajo que más amo pero un trabajo. La habilidad del actor es poder estar en ocho lugares al mismo tiempo, acordándome de un texto, de tu corazón llevando a tu compañero, pendiente del público que es lo más importante”.

En la misma idea de los 10 años, cómo visualiza Ana que será su carrera en la próxima década. “Quiero seguir, quiero hacer películas en otros países: francesas, italianas, gringas; películas de acción o algo que tiene que ver con algo físico porque me gusta mucho hago artes marciales, continuar este camino y ayudar; seguir rescatando perros”.