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‘Siete veces adiós’, teatro original con alma

Alan Estrada, Jannette Chao, Vince Miranda y Salvador Suárez, presentan ‘Siete veces adiós’, el resultado de sus ambiciones artísticas por desarrollar un musical original.
mar 22 marzo 2022 12:19 PM
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Momento de la obra de teatro Siete veces adiós.

Resulta difícil, por decir lo menos, reseñar un proyecto teatral que nace de cero. Una iniciativa artística que, sabemos, carga con una fuerte dosis de ilusión, alma y empuje para lograr formalizar. La ambición de Alan Estrada, Janet Chao, Vince Miranda y Salvador Suárez O., se concreta sobre el escenario del Nuevo Teatro Ramíro Jiménez al sur de la Ciudad de México con Siete veces adiós, protagonizada por Fernanda Castillo, Gustavo Egelhaaf y Cesar Enríquez.

Lo primero que deberíamos advertir al espectador es que no estamos frente a un musical en la definición más clásica del género. Y en segundo lugar será sensato advertirle que los actores principales no cantan. Sentar las expectativas al respecto disminuirá la decepción si se espera contar esos momentos de audacia vocal, que los hay, pero que no provienen de sus protagonistas y quienes tienen en la memoria a Fernanda Castillo cómo la María mexicana del exitoso Hoy No Me Puedo Levantar de 2005, quizá esperarían vivir.

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Regreso al primer punto para desarrollar a qué me refiero cuando digo que Siete veces adiós no es propiamente un musical. Lo que en esencia define a este género teatral es que la historia se desarrolla a beneficio de la música, sus canciones y las letras que dan la pauta a la acción dramática misma. En esta propuesta, hay una sensación de que las canciones son más una compañía, un refuerzo emocional para lo que están atravesando los personajes. Es como si nos adentrásemos en sus cuentas de Spotify mientras les vemos enamorarse, atravesar una crisis e intentar repararla a través de la nostalgia.

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Fernanda Castillo y Gustavo Egelhaaf protagonizan esta obra.

¿Esto hace que el valor artístico y narrativo del montaje sea menor? Por supuesto que no. En Siete veces adiós hay canciones magníficas ejecutadas por los seis músicos que se encuentran en el escenario y las voces de Diego Medel, Mónica Campos, Esván Lemus y Alba Messa que las interpretan con calidad vocal incuestionable. Simplemente brillante. Las canciones tienen un registro mucho más cercano al género pop y apelan -deliberadamente, pienso- a crear un vínculo de empatía directa con el espectador.

La historia nos presenta la ruptura de una pareja. Ella y Él, cómo se llaman los personajes, intentarán recuperar su relación, apelando a la nostalgia de los que son los mejores momentos de su relación. Al menos lo son para uno de ellos.

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César Enríquez interpreta a Amor.

La narración corre a cargo de Amor, que es como si Eros y Afrodita tomasen el cuerpo del espléndido actor César Enríquez para comenzar a reflexionar sobre las vicisitudes de sí mismo y de la relación de antonomasia entre el amor y la música. En la concepcion de este personaje reside uno de los grandes valores de la puesta, presentar al amor como un ente que fluye entre lo masculino, lo femenino; lo lo andrógino, sin regla establecida bajo los criterios de lo binario.

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La escenografía a manos de Jorge Ballina, una de las celebridades de su gremio en nuestro país, propone una estética inspirada en un estudio de grabación. Integrando elementos como bocinas, work racks o consolas hacen las veces de utilería y se transforman en mesas, lavadoras, la banca de un parque o el mostrador de un Oxxo; todo sobre un giratorio al centro del escenario donde ocurre casi toda la acción dramática, rodeado por los cantantes y músicos.

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Creativos y elenco durante el estreno de Siete veces adios.

Por supuesto que me detendré antes de un spoiler pero la gran virtud en el planteamiento de Siete Veces Adiós, radica en su giro argumental. Las historias de amor son más complejas de lo que aparentan en la superficie, parece el mensaje que nos lanzan las sólidas actuaciones de Castillo y Egelhaaf y las canciones que los acompañas, pero nada nos preparan para el revés de esta pareja.

Al final, cuando músicos, cantantes y actores se encuentran en el proscenio agradeciendo los aplausos, se hace evidente que lo que hay detrás de esta obra original es la ambición artística de sus creativos. Su alma.


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