Esta cita es una de las favoritas de Isabel, pero tuvo que perderse las dos ediciones anteriores debido a la pandemia del coronavirus. Su presencia no estaba confirmada, como ha sucedido en sus pasadas apariciones, en las que el mismo día del evento se descubre si la monarca estará o no presente.

Este lunes la soberana británica apareció en el Royal Hospital de Chelsea con una sonrisa dibujada en la cara, algo muy poco habitual en alguien como ella, que siempre trata de reprimir sus emociones en público.
Esta cita acabó convirtiéndose en una pequeña reunión familiar, ya que estaba acompañada por su hijo el príncipe Eduardo y su nuera la condesa de Wessex, su nieta la princesa Beatriz y varios de sus primos: el duque de Gloucester, el duque de Kent y el príncipe Michael de Kent.

Cuando llegó el momento de recorrer los jardines para ver las flores y plantas, que incluían varios guiños a la celebración de su Jubileo de Platino, la reina se subió a su carrito de seis plazas valorado en 80,000 dólares.