A pesar de los efectos y mortalidad de esta enfermedad, algunos papás se negaban a vacunar a sus hijos, luego del “incidente Cutter” que significó la muerte de algunos niños en Estados Unidos, al recibir un lote defectuoso de la vacuna, que ya se había comenzado a aplicar en los hospitales británicos.
La reina Isabel decidió que era una buena idea para convencer a la población, si sus propios hijos: el príncipe Carlos y la princesa Ana recibían de manera oportuna la vacuna y se informara a la población para que hicieran lo mismo.

“La reina ha decidido seguir los pasos de otras 200 mil mamás al usar la vacuna apenas un año después de que, su descubrimiento fuera anunciado”, publicó el diario británico Daily Mail, en ese entonces.