Aunque era un pequeño acto, este representó un gran paso para la humanidad y ayudó a cambiar la actitud de la sociedad frente a esta enfermedad. “Cuando en abril le dio la mano a un hombre de 32 años enfermo de Sida, delante de las cámaras, sabía exactamente lo que estaba haciendo. Estaba usando su posición como princesa de Gales para retar a todo el mundo a educarse a sí mismos, encontrar su compasión y llegar a aquellos que necesitaban ayuda en lugar de rechazo”, dijo John O’Relly, un enfermero del hospital.

“Si alguien de la familia real puede darle la mano a un enfermo de sida en un hospital, alguien en una para de autobús o en el supermercado puede hacer lo mismo”, añadió.
“El sida no hace peligrosas a las personas, puedes darles la mano…y un abrazo”, expresó Lady Di durante una conferencia en la que participó en 1991.
A partir de ese primer apretón de mano, Diana aprovechó que estaba en el foco mediático y comenzó a tener otras acciones, como añadir al saludo un abrazo, un beso y una caricia a aquellos enfermos que, además de estar a punto de perder la vida, habían perdido todo lo que tenían en su lucha contra la enfermedad.