“No quiero volver, quiero quedarme contigo”, dijo Felipe a la escritora, según la experta, pero Daphne le respondió: “No seas tonto, tu país te necesita”.
Así que, sin otra alternativa Felipe de Edimburgo volvió y se casó con Isabel II el 20 de noviembre de 1947, en la Abadía de Westminster. Cinco años después, además de haberse convertido en papá del príncipe Carlos y la princesa Ana, se convirtió en el consorte de Isabel, tras la muerte del rey Jorge VI. A pesar de su importante papel dentro de la familia real, el duque no estaba totalmente de acuerdo con la manera en que se llevaban las cosas en Buckingham.

“Felipe era constantemente aplastado, desairado, ninguneado”, asegura Miker Parker en el libro antes mencionado, además, sus cuatro hijos tuvieron que llevar el apellido Windsor y no el suyo, Mountbatten.