En la moda hay nombres que trascienden y se convierten en sinónimo de legado. Silvia Venturini Fendi es uno de ellos. Nació en Roma y durante su infancia creció entre pieles, bocetos y savoir-faire artesanal como parte de la dinastía que convirtió a Fendi en un emblema del lujo italiano. Desde niña respiró moda y, con el tiempo, se consolidó como la heredera creativa capaz de equilibrar lo clásico con lo contemporáneo .
El giro decisivo llegó con Karl Lagerfeld. El káiser de la moda entró a Fendi en 1965 y sacudió la maison con su mirada irreverente y moderna sobre la piel. Silvia encontró en él el aliado perfecto: Karl era la fuerza disruptiva mientras que ella, la visión que mantenía vivas las raíces. Juntos construyeron una de las duplas más potentes y duraderas de la industria.