Glenda Reyna no es solo la mamá de Eiza González , una de las actrices mexicanas más exitosas de Hollywood, sino también una figura fundamental en la formación profesional y personal de su hija.
Su historia es la de una mujer autodidacta, rigurosa y tenaz, que encontró en la moda su vocación y que, sin proponérselo al principio, se convirtió en guía y modelo para Eiza, educándola con disciplina y visión a futuro.
La actriz es fruto del matrimonio entre la modelo y representante artística Glenda Reyna y Carlos González, quien falleció en el año 2002 en un accidente automovilístico.
Glenda y Carlos compartieron una relación sólida y amorosa. Juntos formaron una familia con sus hijos, Yulen y Eiza. Glenda ha expresado en múltiples ocasiones el profundo amor que sentía por Carlos, describiéndolo como "el amor de su vida". En una emotiva publicación en su cuenta de Instagram, escribió: "Puedo aún sentir el amor que imprimías solo con tomarme de tu mano, recuerdo el olor del aire que respiraba cerca de ti... perderte fue el golpe más sórdido de mi corazón y mis sueños se estrellaron en el aire".
Originaria de Caborca, Sonora, Glenda Reyna estudió odontología, pero su vida dio un giro de 180 grados cuando aceptó reemplazar a una amiga en un desfile de modas. Ese fue el inicio de una carrera como modelo que la llevaría a desfilar en pasarelas internacionales y trabajar con grandes marcas tanto en México como en Estados Unidos y Europa.
En los años 90 fundó su propia agencia, Glenda Modeling Training, donde entrenó a modelos como Elsa Benítez y Eugenia Cauduro. Su expertise la llevó a ser jueza en el reality show México’s Next Top Model, entre 2009 y 2014.
Glenda crió sola a sus hijos, Yulen y Eiza, tras la muerte de su esposo, Carlos González, en un accidente automovilístico cuando Eiza tenía 12 años. El dolor, cuenta ella, la hizo aún más determinada. En entrevistas ha hablado abiertamente sobre el tipo de disciplina que impuso en casa. En declaraciones a la revista Quién en 2014, confesó: “A Eiza nunca la eduqué con mano suave. Siempre fui estricta y exigente porque en esta vida nadie te regala nada. Ella tenía talento, pero también necesitaba estructura”.
Ese mismo año, Eiza también habló sobre la formación que recibió de su madre, reconociendo la dureza de su crianza, pero agradeciendo su enfoque: “Mi mamá fue exigente, pero no injusta. Me enseñó que hay que trabajar más duro que nadie y nunca depender de nadie. Esa ha sido una lección para toda la vida”.
Glenda fue clave en los primeros pasos profesionales de su hija. En sus redes sociales ha compartido cómo, desde pequeña, Eiza demostró interés por el entretenimiento y ella canalizó esa energía de forma estratégica: inscribió a Eiza en clases de canto, actuación y baile, y la ayudó a ingresar al Centro de Educación Artística (CEA) de Televisa.
La carrera de Eiza despegó con la telenovela Lola, érase una vez, y Glenda nunca perdió de vista el potencial internacional de su hija. De hecho, fue ella quien impulsó la idea de que Eiza tomara clases de inglés intensivas y se mudara a Los Ángeles para intentar conquistar el mercado estadounidense.
“Yo no fui una mamá que se quedara atrás. Siempre estuve detrás de Eiza, empujándola, pero también cuestionándola y exigiéndole resultados”, declaró. "La relación también es un referente para mi trabajo con las modelos, porque como yo he sido con ellas es como soy exactamente con mi hija, con las mismas exigencias. Nunca con mano suave y siempre con mano exigente, seguramente que en muchos momentos le caí muy mal pero los resultados se ven y están presentes"
La relación entre madre e hija ha evolucionado con el tiempo. En sus redes sociales, ambas han compartido momentos personales que reflejan la gran relación que tienen.
En 2020, tras la premiere de la película Bloodshot, Glenda escribió un emotivo mensaje para Eiza en Instagram: “No habría manera de hablar de mi sentir de verte ayer en la premier de Bloodshot sin caer en pesada petulancia de la madre gallina... Te admiro y te respeto cada instante de mi vida”.
Ese mismo año, Eiza compartió en redes una carta que había escrito de niña, en la que le prometía a su madre terminar la escuela, convertirse en cantante y comprarle una casa. Junto a la foto de la carta, escribió: “Mi yo de diez años estaría tan orgulloso de que cada promesa se mantuvo y se cumplió. Te amo mamá. No hay palabras para agradecerte todo lo que me diste. Eres la mejor mujer que conozco”.
Actualmente, Glenda Reyna continúa activa como mentora en el mundo de la moda y comparte con frecuencia mensajes sobre autoestima, disciplina y maternidad en su cuenta de Instagram. Se ha convertido en una figura respetada por su trayectoria, pero también por su autenticidad.
