Como se desprende de los documentos a los que ha tenido acceso la revista Rolling Stone, una mujer llamada Shanazia Williamson recurrió a la justicia para buscar una reparación ante las numerosas heridas sufridas esa fatídica noche, que atribuye a las negligencias cometidas por la organización de un evento que, a su juicio, carecía de un plan sensato de "diseño, seguridad y supervisión".
En un primer momento, Williamson solo hizo referencia a estas secuelas físicas en el registro de su demanda, pero un mes más tarde añadió otra circunstancia de extrema gravedad para defender su caso. De acuerdo con su testimonio, además de padecer "problemas para respirar, dolor en el pecho y heridas" en su pierna izquierda, la demandante también llegó a perder el hijo que esperaba como consecuencia de los golpes recibidos en su estómago. En este sentido, la víctima se apoya en las leyes del estado de Texas que determinan que la muerte de un feto como resultado de una negligencia puede ser considerada homicidio imprudente.