Unos años más tarde sus rizos volvieron a crecer como por arte de magia y un médico del área de Beverly Hills se atribuyó el mérito asegurando que le había realizado un carísimo trasplante de pelo al actor, pero no era cierto.
El secreto de su cabellera es un ungüento que se frota por todo el cuero cabelludo una vez al día durante diez minutos e incluso cuenta con el testimonio de un especialista que certificó que nunca se ha puesto injertos capilares.
