¿Cómo fue la cornada?
El 8 de septiembre del 2019 en “Las Ventas” en Madrid, desde que salió el toro yo lo notaba avispado y tuve mala suerte, se me vino directamente al pecho y con un pitón me dio en la hombrera y con el otro en el peroné. En el momento en que entró el cuerno yo sabía que me había hecho mucho daño, el dolor fue muy intenso. Hasta el momento sigo sin poder mover los dedos. Tuve la suerte de encontrarme con un aparato ortopédico que fue mi salvación.
Ya había decidido dejar de torear, no quería generar lástima, pero no podía quitarme al “amor de mi vida” de un día a otro
Yo no me voy por la puerta de atrás, quería probar con algo real, me encerré con un toro de 500 kg yo solo, ese día la pase fatal. Fue un momento muy difícil y de mucho miedo, pero me di cuenta que podía lograr mi objetivo, por lo que reapareceré en La México.
¿Qué y quién ha sido tu motivación?
Ha sido muy difícil, a lo largo de mi carrera he tenido 36 cornadas, esta cornada desestabilizó toda la fuerza y seguridad que había creado como hombre y como torero. El accidente me cambió al 100%, me demostró que no sabía quién era, un giro de 180 grados de la noche a la mañana. Me enfrenté con la posibilidad de dejar de torear o incluso quedar cojo. Además de ver sufrir a mi familia, aunque fue una época muy difícil me ayudó mucho a creer en mí. Pero mi motor es el amor, la pasión que siento por lo que hago, por el toro y el sentimiento que tengo al transformarme en torero.
El amor por el toro, me orilla a darle mi vida con tal de sentir lo que siento
¿Cómo nació tu amor por el toro?
Yo soy de Aguascalientes, la ciudad donde el toreo se respira por todas partes. Mi papá quiso ser torero, pero se quedó como aficionado práctico y juez de plaza en la Feria de San Marcos, el fue el encargado de enseñarme el mundo de los toros. Cuando yo tenía ocho años tristemente falleció en un accidente de coche que lo llevaba a ser juez en “la Chona” una plaza cerca de Aguascalientes. De los ocho años a los catorce yo me alejé del toro, le tenía recelo. Pero a los 15 años me sentí tan unido a él que la mejor manera era acercarme al toro, le prometí que iba a ser torero, lucho por esa promesa todos los días, del amor al odio solo hay un paso.