Esas penalizaciones se reforzarán en los próximos días a raíz de la invasión rusa, iniciada en la madrugada de este jueves, de varias ciudades del este de Ucrania y de los ataques registrados en la capital del país, Kiev. En lo que respecta a Abramovich, quien lleva una larga temporada en el radar de las autoridades británicas a cuenta de sus supuestas prácticas corruptas y de una disimulada colaboración financiera con el Kremlin, su castigo implicaría entre otras cosas no poder vivir en el Reino Unido.

La prohibición de residir en el país podría unirse, como está exigiendo la oposición laborista al ejecutivo de Boris Johnson, a la congelación de todos sus activos económicos y a la toma de sus numerosas propiedades inmobiliarias, sin olvidar que también se le retiraría su más preciada posesión deportiva, el Chelsea: un equipo que en 20 años ha pasado de tener un protagonismo testimonial en la Premier League a erigirse como uno de sus máximos exponentes.