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"Fue difícil, pero no dejaba de pensar en cómo había lamentado no ver a mi madre al final. Me quedé en un lugar sin moverme, contemplándola durante mucho tiempo, tomé fuerzas y seguí adelante. Le susurré que esperaba que fuera feliz y que estuviera con el abuelo", explica en su libro de memorias 'Spare'.
También aprovechó para decirle, por si no había quedado claro hasta entonces, lo mucho que la admiraba por haber dedicado la mayor parte de su vida al servicio de la nación y haber continuado con sus compromisos públicos hasta el final.

A continuación, Harry salió de la habitación para comunicar a su esposa Meghan, duquesa de Sussex, que había llegado sano y salvo a su destino. Ella no le acompañaba porque su papá, el actual monarca Carlos III, le había dejado claro que la antigua actriz no sería bien recibida.