Pero el ambiente relajado de un partido de polo a beneficencia brindó la oportunidad perfecta para que Kate y William sacaran su lado más tierno, después de que el equipo del futuro rey resultara vencedor en un juego que recaudó más de 1 millón de dólares para las fundaciones que la pareja patrocina.

Al finalizar el encuentro, Kate dio un beso y un abrazo de felicitación a su esposo, aunque no dejó de ser discreto, como la reina Isabel seguramente aprobaría.

William y Kate, que cumplieron en abril 11 años de casados, caminaron abrazados mientras salían del campo de juego, llevado a cabo en Windsor, donde los Cambridge se mudarán desde Londres este verano.
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Fue una ocasión especial para la pareja, que además contó con la compañía de un miembro muy especial de su familia: no se trata de ninguno de sus hijos, George, Charlotte o Louis, sino de su perrita cocker spaniel llamada Orla, que no se separó de ellos en ningún momento y estuvo atenta a las jugadas de su ‘papá’.
