El vuelo de regreso a su actual residencia cerca de la capital británica se vio atrapado en una fuerte tormenta eléctrica que obligó al piloto a abortar el primer intento de aterrizaje en el último momento.
Finalmente el avión de 13 plazas pudo aterrizar quince minutos más tarde en la base aérea de Northolt, tal y como estaba previsto.

Desde Buckingham Palace se confirmó esta información añadiendo que se siguieron todos los protocolos de seguridad y que en ningún momento se llegó a temer por la vida de la monarca de 96 años.
En cualquier caso, lo más probable es que esa no sea la forma en que ella desearía arrancar los festejos por sus siete décadas de reinado, a los que dará salida mañana jueves con el tradicional desfile Trooping the Colour.