Esto significa que la que fortuna del príncipe Felipe no abarca ni un año de ingresos ni de la reina Isabel ni del príncipe Carlos. Por otro lado, también se dejó al descubierto que como era de esperarse, la reina Isabel es su heredera, al parecer por una tradición. Y es que, los royals británicos tiene por costumbre dejar todo a la persona más cercana y que ella, se encargue de repartir al resto de la familia real.

Aunque también pudo heredar a su primogénito, el príncipe Carlos, en realidad obedece a una estrategia para evitar el pago de impuestos. En 1993 el primer ministro John Major reguló sus salarios, propiedades y declaraciones de Hacienda, dando cierta ventaja a la familia real. Esto significa que queda una laguna a través de la que pueden evitar el impuesto de sucesiones británicas.
La realeza británica tiene su propia cláusula para no pagar dicha tasa, que en cualquier caso podría corresponder entre 36 y 40% de la fortuna, en este caso del príncipe Felipe. De hecho, en 2002 cuando murió la reina Madre se adoptó esta cláusula para evitar que, aproximadamente 70 millones de libras en los que estaba valorada la fortuna de la mamá de Isabel II sufrieran un cobro de hacienda.