Aunque pareciera que el
desde que anunció su independencia de la realeza, la verdad es que su cercanía con la princesa Eugenia sigue vigente, a pesar de que ambos se encuentran en distintos momentos de su vida y ya no van de fiesta.
El diario británico The Sun publicó que Eugenia y Jack Broksbank hace unos días a la residencia de Frogmore Cottage, la casa en la que vivieron Meghan Markle y Harry después de casarse, en mayo de 2018. El medio aseguró que los muebles y pertenencias de la royal couple fueron enviadas a California, antes de que los futuros papás habitaran la propiedad.
“Camionetas de mudanzas llegaron en la oscuridad de la noche y limpiaron la casa de campo. Está claro que no querían ser vistas. Vaciar su casa y dejar las llaves es un grave signo de que Harry y Meghan no tienen pensado volver. Parece que están atando cabos sueltos mientras planean alargar su estancia en Estados Unidos de forma permanente”, dijo una fuente al diario antes mencionado.
El diario británico Telegraph trató de ponerse en contacto con el personal de Buckingham, quien no hizo ningún comentario respecto a la mudanza, “Frogmore es la residencia privada del duque y la duquesa de Sussex y cualquier gestión es solo asunto de ellos”, dijo un portavoz.
que no volverán próximamente a Inglaterra, tienen otra razón para cederle su antiguo hogar a Eugenia. Según la biografía Finding Freedom: Harry and Meghan and the Making of A Modern Family la princesa fue el primer miembro de la familia real que conoció a Meghan y, de hecho, tuvieron algunas citas dobles los primos con sus respectivas parejas.
Antes de contraer matrimonio,
, una casa de tres habitaciones ubicada en las inmediaciones del palacio de Kensington, donde vivieron hasta que comenzó el confinamiento por la pandemia del coronavirus y la pareja se trasladó a Royal Lodge, la residencia en Windsor donde viven el príncipe Andrés y Sarah Ferguson.Hasta que, en septiembre, la pareja anunció que estaban esperando a su primer hijo, quien siguiendo los pasos de Meghan y Harry llevará una vida lo más normal posible. “Incluso si la reina les hubiera ofrecido un título, Eugenia sabe que eso podría ser tanto una bendición como una maldición”, dijo un amigo cercano a la princesa y su esposo a la revista Vanity Fair.