Esta decisión, tomada por el regulador británico de la prensa, representa un revés para el príncipe, que junto con su esposa Meghan inició acciones judiciales contra varios medios por inmiscuirse en su vida privada.
Recientemente amenazaron también con demandar a los paparazzi que los fotografían en Canadá, donde viven con su hijo Archie, de ocho meses, desde que decidieron a principios de mes abandonar sus roles oficiales en la familia real británica, precisamente para escapar a la presión mediática.
Según Harry, el Mail on Sunday escribió en abril un titular tendencioso: "Drogado y atado... lo que Harry no te dijo sobre esas impresionantes fotos de vida salvaje".