Para cuando realizamos la entrevista, aproximadamente dos meses antes de la boda (de la que hasta entonces nadie sabía nada), Rosalinda ya había conocido a los hijos de Ebrard, pero no vivían juntos como pareja. También hablamos de las aspiraciones de Ebrard a la presidencia. Nos contó de su carrera en el servicio público, que en ese entonces estaba ya en la tercera década, y de su “cercanía” con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, y su líder, Elba Esther Gordillo, aunque reconoció que no la frecuentaban mucho.
Reiteró que en sus planes no estaba salir del país (finalmente vivió en París una temporada después de su gestión en el DF), pero que en un futuro se veía haciendo política internacional, como hoy, que está al frente de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Habló de su estilo, de sus trajes confeccionados por un sastre, de sus cinco relojes y de lo difícil que es conseguir zapatos de su talla. También negó ser un “niño bien”, pero que es fan de los vinos italianos.
Rosalinda cerró la plática mencionando que su papel era apoyar a su pareja, “no ir atrás ni adelante, sino a un lado. Hay momentos gratos y tristes, pero siempre es importante tener alguien a un lado para ser respaldado en la vida”, nos dijo Bueso, quien desde entonces ha sido inseparable para su hoy esposo, incluso en eventos diplomáticos o de Estado, en los que ha acompañado a Marcelo dentro y fuera del país.