En la fotografía, se la puede ver con un atuendo de inspiración bondage y tumbada sobre un colchón con forma de cruz.
En su defensa, su posición no emula exactamente la de Cristo durante la crucifixión porque ella posa con las piernas atadas hacia un lado y no tiene los brazos estirados.

Sin embargo, la ASA consideró que "podía ofender gravemente a los cristianos al vincular la sexualidad con el símbolo sagrado del crucifijo". Y no está exagerando porque recibió cuatro quejas cuando se colgaron seis carteles en lugares de Londres el verano pasado.