Crónica: Bad Bunny hizo vibrar, literal, el Estadio Azteca

La producción lucía impecable: palmeras gigantes, pirotecnia, rayos láser e iluminación de última generación, pero sobre todo, las ya populares pulseras de luces que le dieron al público y que integró a los presentes como parte de la "escenografía" 360 grados del concierto.

El perreo intenso empezó con éxitos como Moscow mule y Me porto bonito que, literal, hicieron vibrar el Coloso de Santa Úrsula acompañado por estrellas invitadas como Chencho Corleone, quien hizo gritar a los presentes con sus coros.

El Conejo Malo interactuó mucho con su público mexicano, a quienes invitó a disfrutar de la noche. "Bienvenidos al tour más caliente del mundo entero haciendo su cierre nada más y nada menos que en la Ciudad de México, les voy a pedir que disfruten por favor, que brinquen, que suden, que canten, esta es su casa", dijo al micrófono.

Con sólo dos discos y una carrera de apenas seis años, el cantante se consolidó este año como uno de los más sonados a nivel mundial, y también de los que más boletos vendieron al reportar llenos totales en Estados Unidos, Chile, Argentina, Colombia y México.

La gran mayoría de conciertos se realizaron en estadios icónicos o federales, como el Yankee Stadium, el Nacional de Santiago de Chile o la casa de los Rayados, el BBVA, en Monterrey, pero el Azteca fue el más grande de todos y el elegido para el cierre de su gira que concluirá hoy con una segunda presentación también sold out.

En la parte final de la noche, al ritmo de Ojitos lindos, acompañado de la banda colombiana Bomba Estéreo, se preparó el cierre del concierto con pirotecnia, ráfagas de fuego, rayos láser y la sincronía de las cerca de 80 mil brazaletes que iluminaron la circunferencia del estadio al ritmo del único latino nominado al Grammy americano, que este 2023 competirá con estrellas como Adele y Harry Styles.