En un principio, Ampi comenzó haciendo una escultura de árboles de acero, mismo que fue su catapulta al éxito, y al asociarse con Elena, explotaron su creatividad y poco a poco han ido agregando, diseños, texturas y materiales a su catálogo de obras. Están obsesionadas con darle dos sentidos a una misma obra a través de miniaturas, pues al verlo de cerca es una cosa, y de lejos encuentras algo diferente. Esto las ha ayudado a distinguirse de los demás y a la vez a jugar con perspectivas; también con ello buscan demostrar la posibilidad de lograr algo muy grande con piezas tan chiquitas.

Volamos la mente para hacer arte en cualquier lugar, cada espacio es nuestro lienzo.
Ampi y Elena trabajan de la mano al cien por ciento, desde el aterrizaje de las ideas, el boceto, la planeación y el desarrollo hasta el resultado final. Entre risas nos platicaron que la mejor crítica que tienen es una de la otra. “La opinión de nosotras mismas es lo más sincero que existe, si no le gusta a alguna sabemos que no le gustará al cliente”, nos dijo Ampi.