El Sol puede ser tu mejor aliado para elevar tu estado de ánimo, broncearte y activar la vitamina D, pero también puede convertirse en tu peor enemigo si te agarra desprevenida.
Por eso, si vas a exponerte, ya sea en la playa, en la montaña o caminando por la ciudad, necesitas saber como protegerte antes, durante y después.
El primer paso empieza antes de que salgas de tu casa, aplica protector solar al menos 30 minutos antes de salir. Busca un FPS de 50 y aplícalo con generosidad. No olvides tus zonas clave que son las orejas, cuello y escote. Y si vas a estar muchas horas afuera, considera usar ropa que te proteja de los rayos UV y un sombrero o gorra que complemente tu look.
A la hora de elegir un protector solar, busca uno que se adapte a tu tipo de piel. Los protectores crean una barrera física contra los rayos solares y son perfectos para pieles sensibles. Además, hay fórmulas ligeras para el rostro que se llevan bien con tu maquillaje o un no makeup look.
La protección solar no es de una sola vez al día y se acabo, cada dos horas hay que reaplicar. Incluso si está nublado, incluso si no está tan fuerte el sol, entre las 10 a.m. y las 4 p.m., lo ideal es buscar sombra o permanecer bajo una sombrilla para evitar lo más intenso del sol.
La ropa oscura protege más que la clara, una camiseta de algodón puede ofrecer protección extra y una polo de tejido más grueso puede ayudar más, así que si vas a pasar varias horas bajo el sol, mejor deja los tank tops para después y opta por telas ligeras pero con un material más fuerte. El estilo y la salud pueden convivir y ayudarte a combatir las quemaduras.
Usa lentes de sol y evita exponerte directamente sin sombra. Bonus tip: los lentes espejados o con cristales grises, verdes y cafés los mejores aliados para reducir reflejos sin distorsionar los colores.
Al volver a casa, después de un día bajo el sol, lo ideal es date un baño fresco para eliminar restos de sudor y aplica una crema hidratante con ingredientes calmantes como aloe vera o vitamina E para evitar irritación. Es el momento perfecto para consentir tu piel y ayudarla a recuperarse de manera sana.
