Para atender cualquiera de estas alteraciones existen médicos como Manuel Acuña Tovar, quien tiene una subespecialidad en cirugía oncológica en el Hospital General de México, avalada por la UNAM, y cuenta con un certificado en Cirugía de Mínima Invasión en Tiroides y otro de Cirujano Oncólogo en Tumores de Cabeza y Cuello, entre otros títulos.
En el Día Mundial de la Tiroides, cuyo propósito consiste en divulgar información y crear conciencia acerca de la importancia de esta glándula, el especialista con 12 años de experiencia como oncólogo, explicó a Quién en entrevista, que es la mujer quien generalmente, entre los 30 y 40 años, suele presentar diversos problemas con su glándula tiroides, entre ellos, tumores benignos o malignos que pueden derivar en una cirugía, la cual, por lo regular deja una cicatriz.

Sin embargo, Manuel Acuña Tovar es uno de los pocos especialistas en México que realizan este tipo de operación sin alterar el aspecto físico de la paciente.
“Una cicatriz frente al espejo te recuerda que en algún momento tuviste algo y aunque muchas personas lo toman como algo positivo, para otras, esta situación cosmética representa algo no muy agradable”, comentó Acuña Tovar. De ahí que, desde hace dos décadas comenzaron a idearse otras técnicas para que la cicatriz, tras una cirugía de tiroides, no sea visible en el cuello.
“Hubo técnicas por laparoscopía a través de la axila y las glándulas mamarias, pero terminaban por ser heridas muy invasivas, por lo que hace aproximadamente seis años, se diseñó una tecnología diferente de abordarlo y es a partir de la boca por detrás del labio”, indicó.