En su documental para Netflix, el príncipe Harry reveló que antes de renunciar a su rol en la familia real británica trató de encontrar una solución intermedia, como por ejemplo mudarse a otro país de la Commonwealth para continuar realizando labores en representación de la entonces reina Isabel II.
Sin embargo, él sostiene que al final solo le presentaron dos opciones: seguir como hasta entonces, o abandonar por completo su papel institucional.
Eso fue lo que acabó haciendo, pero aun así ha conservado el título de duque de Sussex que se le dio tras su boda con Meghan Markle. El motivo es que no cree que fuera a cambiar nada para ellos, en especial entre los sectores más críticos de la opinión pública. "¿Qué diferencia habría?", señaló en la entrevista a Anderson Cooper.
También descartó la posibilidad de solucionar sus problemas en privado con su papá y su hermano porque esa opción no ha funcionado. "Cada vez que he intentado hacerlo en privado ha habido informaciones, filtraciones e historias contra mí y mi esposa. El lema de la familia es 'nunca te quejes, nunca des explicaciones'. Pero es sólo un lema. Y en realidad no se sostiene".
Por otra parte, Harry es muy consciente de que ha quemado muchos puentes con las declaraciones explosivas que ha hecho a lo largo del último par de años, y aunque sigue creyendo en la monarquía como institución, sabe que no formará parte de su futuro.