Entre los invitados se encontraba el príncipe Eduardo, hermano del actual monarca, con su esposa Sofía Wessex y su hija Lady Louise, junto con la princesa Ana y su esposo Sir Timothy Laurence. Los grandes ausentes han sido, una vez más, Harry y Meghan.
Casi nadie esperaba que el matrimonio regresara a Reino Unido después del revuelo que causó su documental para Netflix.

Desde el palacio de Buckingham no ha habido una respuesta oficial, pero no cuesta imaginar que sus declaraciones habrán caído como un jarro de agua fría. Los duques de Sussex no dudaron en afirmar, entre otras muchas cosas, que la Institución había "arrojado a Meghan a los lobos" y que había favorecido descaradamente a su cuñada Kate, asegurándose de que ella recibiera un trato mucho más favorable por parte de la prensa.