Angela Kelly se mudó a la residencia real durante el primer periodo de confinamiento en Reino Unido para formar parte de la reducida burbuja de empleados de la que se rodearon tanto Isabel como su difunto marido, y ahora ocupa una suite contigua a la habitación de la soberana para ayudarla con sus problemas de movilidad.
A lo largo de las últimas dos décadas, Angela ha ocupado el cargo de Personal Assistant and Senior Dresser, lo que en la práctica la convierte en la encargada de elegir y conservar la ropa que se pone la soberana.

También ha diseñado algunos de los atuendos que ha lucido en público y ha acabado convirtiéndose en una de las personas más cercanas a ella.
Se conocieron durante un viaje que Isabel II realizó a Alemania en 1992, cuando visitó la casa del embajador británico en la que trabajaba Angela, y un año más tarde le ofreció formalmente un empleo como parte de su equipo de estilistas.