La princesa Alexandra de Luxemburgo, la única hija de
, celebra su cumpleaños número 30, pero a pesar de que la joven tiene tratamiento real desde que nació y ocupa la sexta posición en la línea de sucesión al trono, poco se sabe sobre ella.
Enrique y María Teresa se convirtieron en papás de Alexandra el 16 de febrero de 1991. Para entonces, el matrimonio ya tenía tres hijos: el príncipe heredero Guillermo, Félix Luis y Sebastián, quienes por su condición de ser varones tenían una posición en la línea de sucesión al trono, pero 2011, cambió una regla de primogenitura en la que se permitió que las mujeres también tuvieran un lugar en la línea de sucesión del Gran Ducado.
Gracias a la boda de sus bisabuelos, Carlota gran duquesa de Luxemburgo y Félix de Borbón y Parma, la princesa Alexandra tiene tratamiento de Alteza Real por las casas reales de Luxemburgo, Nassay y de Borbón-Parma.
A diferencia de las princesas de otras casas reales,
su vida personal. De hecho, nunca se le ha conocido una pareja, y tanto ella como su hermano, el príncipe Sebastián todavía no llegan al altar.En cuanto a su vida profesional, la página web del Gran Ducado detalla sus estudios. Por ejemplo, la princesa Alexandra de Luxemburgo estudió la primaria en la escuela Angelsberg de Luxemburgo y terminó la secundaria en el instituto Vauban y se graduó con honores del bachillerato literario en 2009.
La hija de Enrique y María Teresa estudió psicología y ciencias sociales en Estados Unidos, además, la princesa de 30 años hizo un gran en filosofía en París. También se graduó en el Trinity College de Dublín y en 2017 obtuvo un máster en estudios interreligiosos en la Irish School of Ecumenics con especialización en resolución de conflictos.
Alexandra habla cuatro idiomas con fluidez: luxemburgués, francés, inglés y español, debido a que su mamá es de origen cubano. En algún punto de su vida realizó prácticas de periodismo y relaciones internacionales en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en Nueva York.
En sus deberes reales, Alexandra es patrona de honor de una protectora de animales y la fundación de Luxemburgo de ayuda a las personas invidentes. Pero su presencia en la vida pública del Gran Ducado es muy reducida.