Aunque los paparazzi siguen intentando obtener imágenes de la pareja disfrutando de su nueva vida, sus vecinos de la isla de Vancouver parecen haberse propuesto ponerles las cosas difíciles negándose a comentar detalles de las rutinas diarias de los royals.
Según ha explicado una fuente al portal Entertainment tonight, los propietarios de varios negocios han colgado carteles en sus puertas informando que la prensa no es bienvenida.

Además, cientos de curiosos que han visitado la zona con la esperanza de cruzarse con Harry y Meghan han alterado la tranquilidad habitual a la que estaban acostumbrados hasta ahora.