Después Mary saludó a Masako y luego de darle dos besos se inclinó hacia ella; fue entonces cuando la emperatriz comenzó a sonreír y movía la cabeza de un lado a otro como si estuviera diciendo que no.
Ante esta inesperada reacción, Mary sonrío y fue un momento que rompió la tensión del acto.
En tanto, durante la entronización Mary de Dinamarca hizo gala de su buen gusto para vestir, en esta ocasión usó un vestido de Vilshenko Jerry, con un estampado de flores tipo oriental, que fue interpretado como un gesto para los anfitriones.