Fue este martes cuando el Consejo de Ministros de España le concedió la nacionalidad por naturalización a la también activista social bajo la primicia de "riesgo evidente para su vida".
El organismo español tomó en cuenta las torturas, atentados y amenazas de muerte que Lydia Cacho ha recibido en México por destapar una red de trata infantil hace ya 14 años.
Desde hace varios meses, Lydia Cacho reside en la capital española gracias a una autorización temporal que ya no será necesario renovar, pues desde esta semana es también residente española, lo que le permitirá continuar con sus investigaciones sobre violencia de género, niñez y delincuencia organizada.
En España, como en México, es conocido el trabajo periodístico de Lydia Cacho, además de su asesoramiento en materia de leyes contra la trata de personas y pornografía infantil en varios países de Latinoamérica.
Sin embargo, pese a tratarse de uno de los casos de abuso contra periodistas más mediáticos en el país, la situación de Lydia Cacho, al menos en México, siempre ha sido vulnerable.
“Si el fiscal general de México persiguiera a los tratantes de niñas en lugar de protegerles, yo no estaría en el exilio y cientos de víctimas de la #DeliencuenciaOrganizada no estarían muertas. Nos expulsan la violencia y la impunidad del Estado. #AquiNadieSeRinde”, escribió ayer Lydia Cacho en su cuenta de Twitter, aludiendo a su nueva nacionalidad.
La periodista destapó en 2005 una red de trata de personas en Quintana Roo, que dejó al descubierto en su libro “Los demonios del Edén”. En consecuencia, la ahora también activista fue detenida y torturada por gente del ex gobernador poblano, Mario Marín, quien ya fue detenido.
En 2018, la Organización de las Naciones Unidas reconoció las violaciones a los derechos humanos en el caso de Lydia Cacho, incluso el gobierno mexicano ofreció disculpas públicas a la periodista, sin embargo, para garantizar su seguridad, Cacho tuvo que dejar el país.
