Bilbao, el vibrante corazón de la España verde

Su aeropuerto es un preámbulo de lo que será tu visita a este lugar. El funcional edificio terminal contrasta con los bosques que la rodean y que se extienden a lo largo de la autopista que en cuestión de minutos conecta con esta ciudad enmarcada por ríos y montañas.

Y es que este lugar ha crecido, a lo largo de su historia, en función a la Ría de Bilbao, un sistema pluvial navegable que ha forjado una comunidad moderna que no olvida su pasado. Recorrer las avenidas que rodean este río es adentrarse en algunos de los puntos de interés más importantes, como el estadio de futbol San Mamés (casa del Atletic Bilbao) el Ayuntamiento, el Guggenheim y el Puente Zubizuri.

La ciudad cuenta también con una red de metro bastante funcional, que conecta prácticamente todos los puntos de interés, como la Plaza Moyua, el Casco Viejo y el Parque Doña Casilda Iturrizar, con sus famosas fuentes y jardines.

Es también una ciudad para caminar y andar en bicicleta, al tener kilómetros de parques y vías arboladas, rodeadas de edificios históricos y modernos que por las noches toman matices bohemios y que inspiran a cerrar el día con una cena especial, porque Bilbao es un lugar para experimentar una de las mejores cocinas de la madre patria.

¿Y, qué hay para comer?

Markina es uno de nuestros favoritos por su variedad de carnes y mariscos, como bacalao, chuletón y cordero. No te puede ir de ahí sin comer jamón de bellota. La Viña del Ensanche es también un taller de cocina con bar y tienda, así que aquí se puede conocer a fondo —y degustar— lo mejor de la cocina local.

Los Fueros ofrece lo mejor de las tradiciones gastronómicas de la región como la gamba blanca (camarón), chuleta de cerdo madurada y merluza frita. Deja que te guíen en los postres y vinos y no te vas a arrepentir.