Liliana Cortés, creadora de El Rollito Húngaro, contó que realizó un viaje a Budapest y a Praga donde conoció el delicioso postre. Desde el momento en el que lo probó, le encantó y pensó “¿por qué no traer algo para los mexicanos?”, es gracias a esta experiencia que hoy los habitantes de la Ciudad de México pueden disfrutar de este guilty pleasure.
¿En qué consiste?
El típico rollito húngaro es una cinta fina de masa con levadura ligeramente condimentada con canela y bien espolvoreada con azúcar. A veces se reboza con chocolate en polvo, nueces o almendras. A la hora de tostarlo, se enrolla alrededor de un cilindro de madera, para que pueda tener la forma de caracola que tanto lo caracteriza, después el azúcar se carameliza sobre el kürtöskalács, formando una costra dulce y crunchy.
