Vestida con un enorme anorak acolchado de color blanco hueso, camiseta sin mangas y pantalón deportivo a juego, la intérprete española cantó encima de un enorme coche amarillo, ante una audiencia entusiasta.
El decorado del desfile evocaba el apartamento de un joven negro, que protagonizó un video inicial. Un chico que sueña con viajar y diseñar.
A partir de ahí, el desfile otoño/invierno de Louis Vuitton arrancó con una pasarela en la que se sucedieron los abrigos de talla XXL, las capuchas de cuero, las chaquetas ceñidas a la cintura y hasta los trajes hechos de papel.

Los bolsos y maletas aparecían acolchados, desbordantes de papeles y sueños.
Los trajes son amplios, inicialmente de tonos grisáceos, para luego dar paso al color vino, los estampados, incluido el camuflaje militar, declinado con variaciones de colores.
Los modelos pasaban y garateaban en las paredes del escenario, mientras que Rosalía alternaba fragmentos de "Motomami", que le supuso el Grammy Latino al mejor álbum el año pasado, con música de otros intérpretes.