Organizar una boda es como planear una fiesta gigante con drama familiar incluido, emociones por todos lados y un presupuesto que puede salirse de control.
Pero calma, con una buena estrategia y un poco de realismo, puedes tener una boda espectacular sin hipotecar tu futuro. Aquí te dejamos una guía sin estrés para armar tu presupuesto de boda y que todo valga cada centavo.
No hay magia sin números reales. Siéntate con tu pareja (y con quien los pueda apoyar, si aplica) y definan un número claro. No se vale decir “lo que se necesite”, porque sí, se va a necesitar muchísimo.
Haz una lista con tu pareja de lo que sí o sí quieren tener. ¿DJ en vivo? ¿Comida gourmet? ¿Una ubicación con vista al mar? Eso es donde pondrán más presupuesto, y todo lo demás se ajusta alrededor. No todo tiene que ser “lo más caro”, pero sí lo más significativo.
Aquí te damos una fórmula base que puedes ajustar según tu estilo:
Sí, hasta de las propinas, los anticipos y el Uber de las flores. Abre un Excel, Notion o lo que te funcione, pero lleva todo por escrito. Así puedes ver en qué se va el dinero y ajustar a tiempo antes de que sea demasiado tarde o de que termines comprando 200 velas sin saber por qué.
Es tentador usar la tarjeta como varita mágica, pero cuidado con endeudarte más allá de lo que puedes pagar después. Lo ideal es usarla con inteligencia (y recompensas), pero no como salvavidas.
Entre más tiempo tengas, mejores precios puedes negociar, más promociones puedes cazar y menos decisiones impulsivas vas a tomar. El caos suele costar más.
Recuerda que el objetivo es celebrar su amor, no impresionar a todo Instagram ni cumplir expectativas ajenas. Una boda con propósito se siente y se recuerda mucho más que una con 10 mil fuegos artificiales.
Sí puedes tener una boda épica sin vaciar tu cuenta. Solo necesitas claridad, estrategia y saber qué es realmente importante para ustedes dos.
