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Miguel Bosé: El artista, el hijo, el amigo y el papá

Esta es la entrevista que puedes encontrar en la edición de octubre de la revista 'Quién'.
sáb 09 octubre 2021 08:16 AM
Miguel Bosé.
Miguel Bosé.

Además de ser un ícono de la música y uno de los artistas de habla hispana más importantes y respetados de las últimas décadas, su estilo de vida, creencias y declaraciones muchas veces son fuente de controversia. En un mundo donde aún no se logra aceptar del todo las opiniones que van en contra de lo convencional, Miguel Bosé se ha distinguido por mantenerse siempre firme en lo que es y en lo que cree, sin importarle estar en la mira y bajo el juicio de millones de personas. Su discurso no cambia, su personalidad tampoco; hoy nos lo demuestra otra vez: él es como le da la gana ser.

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"El bebé más esperado" era el encabezado en diferentes medios (no sólo españoles sino también de otros países) el 3 de abril de 1956. Miguel Bosé fue famoso por el simple hecho de nacer. Al ser el primer hijo de grandes figuras, el torero español Luis Miguel Dominguín y la actriz italiana Lucía Bosé, y después de haber logrado una de las carreras más respetadas en el sector de la música, el artista ha estado bajo los reflectores, literalmente, toda su vida.

Hoy no sólo acepta posar para Quién, además nos concede una íntima entrevista de casi dos horas en la que, a pesar de ser bastante celoso de su intimidad, nos habla de su papel como papá, su vida en México, sus amigos más cercanos, su reciente separación, el COVID-19, su voz y sus futuros proyectos.

La cita fue un jueves a las 10 de la mañana en la casa del artista. Aunque llevo ocho años trabajando en el mundo editorial, estar frente a una figura del tamaño de Miguel Bosé siempre impone: me es inevitable no preguntar con qué me voy a encontrar. Al llegar sospecho que es una construcción del arquitecto Francisco Artigas, cosa que el propio Bosé me confirma después. Nada más entrar, me recibe un muñeco Stormtrooper de Star Wars casi de tamaño real. Minutos después sale un Miguel sonriente, ligero y elegante. Con un pantalón blanco, camisa de lino gris y un peinado 'despeinado' se acerca, me da un beso y, como si necesitara presentación, me dice “Hola, soy Miguel, encantado…”.

Miguel Bosé.
Miguel Bosé.

En ese momento me transmite confianza y calidez. "Veo que eres fan de Star Wars" le digo. “Somos”, me corrige, refiriéndose a él y a sus dos hijos de 10 años, Diego y Tadeo, quienes viven con él en México y quienes en ese preciso momento están en sus cuartos tomando clases en línea. Dos horas después, me lleva a conocerlos.

¿Cómo son? Dos niños guapos, risueños, educadísimos. También me enseña la casa. “La construcción es de hace 30 años, le hice un poco de obra, pero respetando casi todo. En cuanto a la decoración, me traje entera mi casa de Madrid. Nada más me voy un mes y medio al año así que sólo dejé montadas las habitaciones, la cocina y la sala”, me cuenta mientras hacemos el recorrido.

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Hay muchas obras de arte, cuadros modernos, pinturas coloridas y mucha luz. Lo que más me llama la atención es una biblioteca tapizada de libros con una mesa llena de coches, legos y juguetes de superhéroes. Ante mi mirada, me imagino de sorpresa, me dice: “Estos son nuestros hobbies”.

También me presenta a sus dos encantadores Golden Retriever. “Son Pancho y Max, mis dos perros mexicanos”, me dice casual. No puedo dejar de pensar en la naturalidad de Miguel, la cual transmite demasiada seguridad.

Nos dirigimos a la sala no sin antes preguntarme qué quiero tomar. Él elige una infusión que bebe en una taza color verde Tiffany. Con música tranquila de fondo y después de prender varios inciensos y repartirlos por toda la estancia (la cual está llena de luz, con una vista totalmente verde y decorada con elementos modernos y antiguos, logrando un espacio sorprendentemente acogedor), Bosé me invita a sentarme en un amplio sillón de color blanco cubierto por muchísimos cojines. 'Ponte cómoda, Mercedes, ese es el chiste este sillón, acomodar los cojines como uno quiere'. Y así como si estuviera con un íntimo amigo echada (literalmente) en un sillón empezamos a platicar.

¿Cómo te fue con el temblor de ayer Miguel?

Fue duro y largo. Aquí nos salimos al jardín y estaba lloviendo, los arbustos y los árboles se movían de un lado a otro. Tadeo se puso a temblar mientras Diego me miraba y me decía: “Wow, papi, esto es súper divertido”. Qué diferencia ¿no? Diego es más ‘tiquismiquis’, le dan miedo los insectos y las lagartijas y a Tadeo no. Pero en este caso fue diferente. El pobre de Tadeo me dijo ‘Tenía miedo de que se abriese la tierra, papi”.

Es un lugar mucho más peligroso que España. ¿Por qué elegiste este país para que tus hijos crecieran?

Creo que decir eso de México es ponerlo en un lugar muy malo porque, como en todos los demás países, hay que saber a dónde ir y a dónde no. Yo llegue en el año 78 y nada más poner un pie en tierra dije '¿Qué pasa aquí?'. No sé por qué pero tenía claro que quería vivir aquí. Empecé a trabajar en este maravilloso país y, al ser el mercado más grande de Latinoamérica, le dedicas más tiempo y las giras son el triple o cuádruple de grandes que en otros países.

Antes de residir, recorrí todo el país por mis giras, por eso digo que conozco mejor México que el 95% de los mexicanos. He dormido en el desierto de Sonora que, para mí es un hotel de cinco estrellas. O en Tulum, por ejemplo, [donde] sólo había una comunidad de 30 hippies holandeses desnudos y ahí dormíamos. Al final acabé siendo más mexicano que el chile... Mis amigos aquí son mayoría.

Tras decidir dejar España, quería una ciudad tranquila, pequeña y con buen clima para mis hijos, quienes eran muy pequeñitos en ese entonces, sólo tenían tres añitos. Elegimos Panamá, donde estuvimos tres años y medio. Para mí era muy cómoda ya que al tener un aeropuerto hop, podía ir a un concierto en el auditorio de Guadalajara, pasar dos o tres noches y terminar a las 11 y tomar el vuelo de las dos de la madrugada y estar puntual para recogerlos y llevarlos al colegio.

Terminando eso dije: “Es tiempo de que me toque a mí y ahora nos vamos a México. Estaba claro que el mercado más fuerte era y sigue siendo México y Estados Unidos. Aquí estamos felices, van a montar a caballo, andan en bicicleta y cuando vuelven siempre me dicen 'Papi, no nos vamos de aquí, ¿verdad?”.

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¿Quién cuida a Diego y Tadeo?

Cuando tenían siete años dije ‘Se acabaron las nannies’. Quiero que ellos aprendan a cuidarse solos. Por la mañana se levantan, hacen sus camas, se asean y hacen su desayuno. También ordenan sus armarios. La vida es normal y tienen que tener esa serie de pequeñas responsabilidades que son necesarias para que hagan músculo para cuando lleguen las más importantes: que se responsabilizan de su área, de su vida y de sus deberes.

¿Tú los llevas al colegio?

Siempre. Estoy muy pegado a ellos, los disfruto. Hacemos muchísimas cosas juntos y ese tiempo es el más valioso para mí.

¿Qué hacen los papás de otros niños cuando te ven en el colegio?

El primer año me miraban y cuchicheaban, pero siempre muy respetuosos. Ahora, me imagino, ya es más normal verme.

Miguel Bosé.
Miguel Bosé.

¿Cómo llevas el confinamiento por el Covid-19?

Cuando estalló todo este proceso tan desagradable, yo dije 'No voy a entrar' y en todo caso entro con mis valores y mis creencias que están justificadas. Como no hay trabajo, como el mundo ha entrado en una locura y una histeria que es desmesurada, mientras dura, no me meteré en la sopa. He aprovechado mucho estos meses, terminé mi autobiografía después de tres años y, además, me dio tiempo de revisarla, mejorarla y afinarla. Por otro lado, retomé cosas que tenía perdidas y reemprendí la escritura para otros proyectos que verán la luz más adelante, como los guiones de mi bioserie.

¿Qué adelanto nos puedes dar de tu autobiografía?

Arranca con mi nacimiento. Está descrita desde el punto de vista de Miguelito, luego Miguelón, después Miguel, y de cómo percibió la vida que le tocaba vivir, que era una barbaridad porque ha sido una vida, digamos, muy excepcional. Nací en un ambiente con padres que eran dioses.

Ese año era yo el bebé que tenía portadas y medios diciendo 'El hijo de Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé'. El libro acaba el día que pongo pie por primera vez en la televisión para cantar porque dejo de ser Miguelito y empiezo a ser Miguel Bosé. Entra todo: los amores adolescentes, los descubrimientos en cuanto a erotismo, la cultura, los estudios, las amistades, las aventuras, los viajes, la relación con mi padre y con mi mamá, la cercanía con 'la tata', la nana que no se educó. Me tocó vivir esta vida que es fascinante y todo mundo puede hablar de ella, pero esta vez soy yo quien la cuenta. Todas esas cosas no se podrán encontrar jamás en la hemeroteca porque es lo íntimo, lo que nadie sabe.

¿Qué hay de la serie?

Son tres temporadas con seis capítulos cada una. Es una coproducción internacional de Shine Iberia, Elefantec, Legacy Rocky y Viacom para la plataforma latina de Paramount, y lo han hecho con tremendo entusiasmo. De hecho, la serie arranca justo donde termina mi autobiografía, en el momento en que me subo al escenario. El casting ya está hecho y se empieza a rodar en octubre. Hay mucho de Latinoamérica (México, Colombia, Chile, Argentina, Ecuador) porque cuando arranqué mi carrera en Europa, sólo visité Francia, Italia y Portugal, pero aquí fue todo un continente completo. La serie es todo música y, en medio, todas las aventuras de profesión y de vida que fueron sucediendo.

Ya queremos que vuelvas a los escenarios…

Hace poco arranqué de nuevo con la composición, pero a la espera de ver qué pasará porque yo no pienso hacer conciertos en recintos con gente con bozal. Creo que la vacuna ha sido y está haciendo determinante para delatar esta farsa: la gente se está muriendo. En fin, todo esto va a pasar, va caer sobre su propio peso. A veces las cosas tienen que pasar así para que podamos entender, para sacar conclusiones y, sobre todo, para que aparezca la verdad.

¿Has perdido amigos por tus creencias?

Los que piensan como yo, ahí están. Y los que no, respetan. Tengo amigos curiosos, inteligentes, que se cuestionan las cosas, que suelen leer periódicos, no uno. Entonces están acostumbrados a contrastar. Si quieres vacunarte, vacúnate. ¿Yo te voy a echar en cara que lo hagas?, pues no. Cada uno toma sus decisiones y tiene que ser dueño de sus consecuencias, pero ¿por una vacuna voy a enfrentarme contigo, amigo querido del alma de hace 30 años? Sería un idiota.

Parece que estás en un punto de tu vida en el que te tomas las cosas con filosofía…

Esta pausa forzada no saben cómo nos ha ido muy bien a todos para ver la realidad de las cosas. Para mí, ha sido hacer un ejercicio de humildad. En el pasado yo nunca pensé tener problemas con mi voz porque di por hecho que mi herramienta iba a estar en perfectas condiciones toda la vida, como siempre ha estado. Cuando sucede un problema que le afecta, de repente dices '¿Y ahora qué?, ¿qué será de mí si esto no regresa? Dentro de ti piensas: '¿Sabes qué, Miguel? Ya cantaste mucho'.

Y empieza la escritura y con ella ves que hay un mundo inmenso y te das cuenta de la aceptación que hay en los editores. Pero no por la biografía, sino por la parte de la escritura en sí. Siempre he escrito canciones, artículos, poesía. Yo al final de todo tendré que agradecer, y ya lo hago a diario, al universo por haber creado esta pausa que ha puesto en crisis todo.

Hace algunos meses, diste una entrevista en España en la que hablaste sobre tus años salvajes: mucha droga, sexo y excesos. ¿Eso se dio a raíz de tu profesión?

Eso se hubiera dado igual. Es mi naturaleza, o la naturaleza que tenía, porque es verdad que uno va cambiando mucho. Cuando eres joven ves la vida y las cosas de una manera y luego, poco a poco, te vas involucrando, vas descubriendo cosas que integras y que no.

Por el carácter que tengo, no hizo falta la música, ni el cine, ni nada. No olvidemos que tengo un ADN torero: salvaje y compasión por el riesgo. Entonces, en una época todo lo que suponía riesgo era un área tremendamente atractiva para explorar. No le echamos la culpa la música.

¿Cómo es el padre de niños sin madre en México y, en general, en todos los países que has vivido?

Dentro de todos los progresos que se han hecho para la inclusión, este no se encuentra. De hecho, cuando yo fui a inscribir a mis hijos en Los Ángeles al consulado español, ponían el nombre de la madre soltera, pero no el del padre soltero. Y un padre soltero también puede ser un viudo o alguien separado. La gestación subrogada es una bendición porque el proceso hace posible que personas de diferentes tipos puedan tener una familia.

De lo contrario no podrían criar hijos, y no hablo sólo de padres solteros como yo, también de parejas gays, lésbicas y heterosexuales. Todo esto, además, supone muchos puestos de trabajo, supone una industria de la felicidad que no veo porque tiene que ser menospreciada o rechazada. Yo soy un hombre pleno ahora y no hubiese jamás podido hacerlo si no fuera por la gestación subrogada. Tras montones de relaciones con mujeres y viendo el resultado de las separaciones en las parejas heterosexuales dentro de las cuales está la mía, yo soy hijo de separados, sé lo que los hijos suponen en la ruptura, son el arma más usada para venganzas, son utilizados. Después de lo que pasé dije 'No quiero estar con una mujer y tener que separarme y que los hijos sufran por esta razón'.

Tuviste una separación recientemente…

Justo iba hacia eso. He tenido una separación traumática después de 25 años de relación de convivencia, no de pareja, y aún así está haciendo terrible. Imagínate cuando es algo que tiene lazos eclesiásticos, civiles y fiscales. Por lo mismo yo quise ser padre biológico de mis hijos para que nadie me los quite y, de hecho, nadie me los puede quitar.

Fuiste hijo de dos grandes figuras; ahora tus hijos tienen como padre a uno de los íconos más importantes de la música de las últimas décadas. ¿Te gustaría que ellos siguieran tu mismo camino?

Yo estoy educando a mis hijos para que sean felices y apasionados; si eso va a implicar fama, adelante. Me da igual que sea en la música como en la arquitectura o en la astrofísica. Ahora, dicho esto, si me dices si me gustaría que fuesen músicos, te diría que no, porque la música ya no es lo que era.

Yo tuve la suerte de arrancar esta profesión en un momento en el que todavía se creaban artistas, se invertía en ellos y se les daba tiempo para crecer y consolidarse.

Creo que soy la última generación. Ahora la música tiene otros mecanismos: el producto se quema mucho más rápido y lo que importa es la canción. La felicidad en lo que haces reside en parte en lo que tú aportas y la otra en lo que recibes a cambio: si no recibes nada a cambio acabas siendo parcialmente infeliz.

Te veo pleno, en paz y feliz. ¿Cómo llevas la edad?

Hace un mes leí un libro que hablaba justamente del crecimiento y te cuenta que a partir de los 60 tu cabeza empieza a rendir al máximo, y que si no fuera por los malos hábitos que vamos sumando a nuestras vidas o porque la alimentación que tenemos no es correcta y la envenenan con gran cantidad de productos adictivos o por la cantidad de productos farmacéuticos que consumes, nuestro cuerpo y mente están programados para perfecto funcionamiento, tanto físico como mental, con una media de 120 años.

No te fíes jamás de un político que tiene 30 años, ¿por qué?, por una sencilla razón: No ha vivido, no experimentado nada, no puedes pretender que una semilla apoyada en el suelo te dé sombra. Tiene que crecer y eso toma tiempo. A lo largo de la historia hemos visto que es con los años que los grandes sabios, generales y senadores tuvieron más esplendor.

No es sino a partir de los 60, cuando la mente empieza a ofrecer lo mejor de la persona; el cuerpo no acompaña, pero hay mucha dignidad de todos modos. Gracias a que he vivido una vida que he entendido y asimilado sin dolor, sin resentimiento, sin rencores y con agradecimiento creo que las mejores cosas, las más profundas, las más evolucionadas, pueden venir ahora. El conocimiento y la experiencia te dan autoridad, te dan credibilidad.

Después de haber hablado de todos estos temas, ¿cómo dirías que es tu actitud frente a la vida hoy en día?

Maravillosa y muy activa, porque la impasibilidad requiere de mucho centro de gravedad, de mucho campo y de mucha energía para que seas espectador de todo. Que sólo te toque aquello que tú quieras, que nada te atraviese si tú no lo deseas. Desde esa aura de fuerza y energía yo creo mi vida, mis momentos y mis necesidades, y eso está ahí. Cada periodo de la vida es como cuando aprendes a escribir a máquina y vas conquistando las letras: ya tengo esto, ya tengo el otro, sin darte cuenta las vas dominando y eso es lo fantástico.

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